-¿Cómo que matar gente inocente?-. preguntó esta asustada.
-Sí, ese sitio solo sirve para eso, para engañar a los jóvenes como nosotras a matar... no es para proteger, simplemente nos utilizan. pero tranquila hay una forma de escapar-. se le iluminó la caray Max le miró suplicante.
-Yo me uno. No quiero matar a nadie, y menos si son inocentes-. El chico se giró a mirarla y le sonrió.
-Solo tenemos que esperar, cuando yo te diga comenzaremos solo fíjate en mi-. Max, ya mas segura y protegida por tener al chico a su lado se durmió.
Ella estaba confiando en un completo extraño, un chico al que acaba de conocer, que podría perfectamente el chico aprovecharse de la seguridad de la chica con el, pero no le quedaba de otra.
Necesitaba a alguien, y ese era Samuel.
Cuando el tren paró, ambos salieron y el sol hizo que entrecerracen los ojos para poder observar mejor.
En la parada de tren del centro de entrenamiento, una mujer les esperaba. Una mujer rubia los recibió y los condujo al centro y los llevo a sus respectivas habitaciones no sin antes entregarles los que serian sus uniformes.
